
Un poder que perpetra (no gobierna) su acción de gobierno ayudado por la siempre agradecida labor de la justicia y de numerosos medios de comunicación debería estar hoy, más cuestionado que nunca, pero no sólo por la oposición (palabro más que ausente) sino por todos los españoles, todos aquellos ciudadanos que sostienen que la libertad es el único camino del progreso y del futuro. Pero, no ocurre así.
Gürtel se ha convertido en el problema nacional gracias a la acción de una justicia que se olvida de su cometido y se desvincula de la búsqueda de la verdad en aras del interés personal auspiciado por la incompetencia propia del que ha perdido la dignidad y ha entregado esa verdad al poder que no gobierna, sino que domina. Un absurdo nacional en el que están sumidos los españoles gracias a los medios de comunicación, a las dádivas personales o colectivas, a la idiocia de unos pocos y al analfabetismo social de la mayoría, sin olvidarnos de un estado de bienestar que adormece las conciencias a golpe de subvención, sobre todo, destinada a aquellos que menos la necesitan.
Publicar un comentario