Ni debate, ni estado, ni nación

Etiquetas: , ,
No hay mucho que decir con respecto a la actitud de los políticos españoles, sean del signo que sean, porque el debate sobre el estado de la Nación se ha convertido en un tira y afloja de pactos y convenios encubiertos más propios de los tiempos de Roma que de una mal llamada democracia como la española.


Los grandes asuntos que deberían de haber sido el cuchillo que mostrar al adversario para evitar que la nación deje de preguntarse por sí misma, se convirtió en una lucha de personalidades más propia de quien no le importa lo más mínimo las penalidades del pueblo.


Zapatero zarandeando su misma gloria para que sus frutos recaigan sobre sí y pocos más de su partido. Rajoy intentando contratacar sin el gracejo mediático de su rival y sin haberse aprendido el guión de las verdaderas necesidades de España.
El estado de shock de Rajoy unido al estado de euforia de Zapatero dieron la medida de un Estado cuyos dirigentes ni se atraven ni quieren poner en la palestra a la misma nación, porque si lo hiciesen dejarían mostrar la vergüenza de su incompetencia y perderían el estipendio público de la pleitesía del escaño, o, al menos, eso es lo que deberían exigir los ciudadanos.
Y los nacionalistas, a lo suyo. Obviando España, y cualquier debate posible sobre la nación. Echando pestes sobre España y los españoles para exigir sólo dinero.
Pues eso, que ni hubo debate, ni estado, ni nación, porque si la nación se reduce a cuatro cuestiones económicas maceradas en sus correspondientes ocurrencias zapaterinas, entonces no hay nación, y sin nación, su estado será el que los políticos decidan para que el populacho siga pensando en el vestido de la Bruni. Y así, ¿qué sentido tiene un debate?
0 comentarios:

Publicar un comentario


Seguidores